La noche del 9 de noviembre de 1989, una multitud eufórica se reunió a lo largo del Muro de Berlín, el símbolo más emblemático de la Guerra Fría y la división de Alemania. En un momento que pocos creían posible, el gobierno de Alemania Oriental anunció que los ciudadanos podían cruzar libremente la frontera. Inmediatamente, los berlineses comenzaron a derribar el muro, en un acto que simbolizó el fin de décadas de opresión y división. Este evento marcó el inicio de una nueva era para Alemania y Europa, pavimentando el camino hacia la reunificación alemana y el colapso del bloque soviético. Las imágenes de personas abrazándose, celebrando y derribando el muro con picos y martillos siguen siendo uno de los momentos más icónicos del siglo XX.